Resulta complicado escribir la reseña de un disco que te ha entusiasmado, intentando transmitir todas tus impresiones sin resultar cargante para quien te va a leer. Más aun cuando el estilo del grupo se nutre en gran parte de grandes tótems musicales de los 60 y 70, que con sólo nombrarles condicionan excesivamente la escucha. Como no quiero que eso suceda, prefiero dejar como piedra de toque dos de las primeras grabaciones casi maqueteras del grupo, ésta y ésta, facturadas en 2008. Ya veis por donde van los tiros ¿no?, sólo falta la producción adecuada para profundizar en la personalidad de los chavales y el discazo está cantado. A nadie le sorprenderá que Tame Impala vengan de Perth, Australia, ya que en los últimos años éste enorme país no deja de exportar grupos empeñados en recordarnos los años dorados del rock, así que el rock más psicodélico no podía faltar en éste revival.
Apenas han transcurrido 30 segundos de ‘It's Not Meant To Be’, el tema inicial, y ya entiendo el porqué de llamar al álbum “Innerspeaker”. Me viene una sensación placentera e inquietante al mismo tiempo. No se trata de estar escuchando una buena canción, es algo más, como si esa música ya estuviera dentro de mi desde hace tiempo, esperando a que alguien la compusiera. O como si fuera uno de mis discos favoritos antes de estar grabado. Algo inexplicable, una gozada. La sensación se repite durante todo el disco superando todas mis expectativas: los ecos, la percusión seca e hipnótica, el bajo aportando melodía y tridimensionalidad al conjunto, sintetizadores… todo encajado a la perfección: sonando a clásico sin ser un calco de nadie, sonando a nuevo sin dejar de recordar a los clásicos.
Puede que tengáis un deja vú escuchando ‘Desire Be Desire Go’ o ‘Lucidity’, y es que la voz de Kevin Parker (guitarra y voces) por momentos nos recuerda inevitablemente a Lennon. ‘Alter Ego’ es un temazo de esos que desearías que no se acaben, una espiral de sonido que te arrastra con el ritmo de la batería. Con ‘Solitude is Bliss’, el tema escogido como single de presentación, la banda nos presenta una vez más sus credenciales, que ellos mismos definen como “psychedelic groove rock”.
A partir de la instrumental ‘Jeremy's Storm’ llega la parte más rockera de “Innerspeaker”, acompañando las melodías psicodélicas con buenos riffs guitarreros y una percusión más potente. ‘Expectation’ comienza suave para acabar encrudeciéndose, anticipando la traca final. Reconozco mi debilidad por los discos con una buena intro y con un final por todo lo alto, y aquí ambos me parecen de matrícula. ‘Bold Arrow of Time’ me quiere sonar a Syd Barrett tocando un blues con Led Zeppelin que se les acaba yendo de las manos para acabar casi haciendo stoner (¡toma traca!, linchadme por semejante blasfemia). Un inesperado interludio nos anticipa ‘Runway, Houses, City, Clouds’, que tras muchísimas escuchas se ha convertido en mi favorita del disco y con la que se me agotan los calificativos. En siete minutos hacen una transición magistral de la intensidad a la calma más absoluta. La última pista, ‘I Don't Reall Mind’, nos despide con otra atmósfera sesentera adornada por unos oportunos efectos de sintetizador.
Mucho tiene que cambiar el panorama para que "Innerspeaker" no sea mi disco favorito del año.
Discazo enorme, me esta encantando sobre todo porque como dices suena a clasicos pero sin repetir.
ResponderEliminarGran reseña tambien!
Gracias! Yo también creo que ahí esta su mayor valor, no desmerece para nada a las leyendas del género. También agradecerle a Peter su ayuda con la "liada HTML" xD
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