Después de darnos un baño en la playa para despejarnos un poco y
comer, entramos al recinto para ver a un grupo por el que sentía bastante
curiosidad: Noctem. Había leído sobre ellos y había escuchado algún tema por
internet, pero es en directo donde se les nota más cómodos . Hacen un black
metal muy entretenido con una buena puesta en escena. Perfectos para empezar el
día.
Tras Noctem, en el escenario Monster arrancaron Vita Imana.
Los había visto en su gira con Hamlet y ya sabía lo que esperarme. Metal con
una importante base de percusión que recuerda a los Sepultura del “Roots”.
Salieron con mucha fuerza y el público respondió a la perfección pero a mí no
terminaron de sonarme del todo bien. Es un grupo que no me importa escuchar
pero tampoco me engancha.
De vuelta a la carpa, los míticos Deathmetaleros madrileños
Avulsed descargaron sus riffs y blast beats en apenas media hora. Buen
concierto, corto pero muy intenso.
Otro de los grupos que tenía ganas de ver era Dawn of the
Maya. Había escuchado su anterior “Me The Planet” y los adelantos de su nuevo
disco “The Truth Is In Front Of You” y tenía curiosidad por ver como sonaban en
vivo, ya que en los discos tienen partes que me gustan y otras que me chirrían
un poco. En directo esas partes más discotequeras quedan suavizadas y quedan patentes
la potencia y los breakdowns (y eso que el sonido no fue nada bueno). Además,
le pusieron muchas ganas y animaron al público desde el primer momento. Si
tengo oportunidad volveré a verles, que los temas del disco nuevo suenan muy
bien.
Uno de los nombres grandes del festival eran Exodus. Los
thrashers de San Francisco arrasaron y dieron un concierto lleno de temazos y
durante el cual el público no paró de hacer circle pits. Los de Gary Holt (al
que veríamos horas después como guitarrista de Slayer) llevan décadas sobre los
escenarios y eso se nota. Velocidad y contundencia a partes iguales. Esperemos
que vuelvan pronto por España.
Mientras hacíamos tiempo para ver a Slayer, nos pasamos por
la carpa para ver a Comeback Kid. No son mi estilo, y no los tenía escuchados,
pero me gustó su hardcore, no me sonaron a más de lo mismo y eso vale mucho.
Ya por fin dieron las 12 de la noche y salieron al escenario
los que para mí son el grupo más grande de thrash que ha existido: Slayer. Como
sabéis, tras la muerte de Jeff Hanneman y la salida de Dave Lombardo, los de
California han recuperado a Paul Bostaph como batería y reclutado al Exodus
Gary Holt, que lleva tocando con ellos un par de años. Que la plantilla no sea
la original no ha impedido que Slayer dieran un conciertazo . Los he visto tres
veces y no fallan nunca. Araya domina el escenario como pocos y Kerry King es
una bestia a la guitarra. Comenzaron con “War Painted Blood” y a lo largo de
todo el concierto fueron sonando las ya típicas en su repertorio, entre las que
no podían faltar “Raining Blood”, “Angel of Death” o “Dead Skin Mask”. Antes de
las tres últimas canciones retiraron el telón con el logo del grupo y quedó
visible uno con la imagen que llevaba en la guitarra Hanneman a modo de
homenaje al recién fallecido guitarrista.
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