Cuando las cosas se hacen bien, y de una forma coherente, las autoridades tiene que ceder y darse cuenta de las necesidades de sus ciudadanos. Chapó para Cultura Sin Techo.
Dejemos la crónica para nuestro amigo Oskar de Noche de Rock, que plasmó acertadamente y con mucha rapidez lo que vivimos durante todo el día de mi cumpleaños:
El último día se presentaba duro, era el que más cantidad de
grupos que me interesaban había. Los
primeros, Horn Of The Rhino, salieron con un sonido perfecto. Como cada vez que
los he visto, atronaron. Suenan densísimos y muy compactos. Hicieron hincapié
en su último disco “Grengus” pero también sonaron temas de discos anteriores.
Debido a la falta de tiempo sólo pudieron tocar “Speaking in Tongues” del
anterior “Weight of Coronation”, ya que las canciones de ese disco (mi
favorito) son bastante largas por lo general. Además, por la noche, estuvimos
hablando con ellos y son gente muy maja, espero que les vaya bien en sus fechas
por Alemania a finales de este año.
Después fuimos al escenario principal a ver a Rise to Fall.
Había oído hablar de los vascos y tenía curiosidad por ver cómo sonaban, pero,
a pesar de que lo hacen bien, no me dijeron nada. También es verdad que el
death melódico no me gusta especialmente y salvo a In Flames y Soilwork no hago
mucho caso al estilo.
Crisix en cambio me parecieron entretenidísimos. Todo el
concierto fue una fiesta y pusieron la guinda al pastel tocando con Guillermo
Izquierdo (de Angelus Apatrida) su grandiosa “Ultra Thrash”. Todo aquel al que
le guste el thrash y pasarlo bien debería ir a verles cuando tenga oportunidad.
Por fin llegó la hora de uno de los grupos a los que más
ganas tenía: Toundra. Llevo tiempo enganchado a sus discos “II” y “III” y las
ganas de verles en directo eran enormes. Comenzaron con “Ara Caeli” y durante
la media hora larga que tocaron todo fueron temazos. Se me pasó volando y me
quedé con ganas de mucho más. En directo suenan más potentes que en el disco, y
la incorporación de Macón (guitarrista de los enormes Adrift) no desentona en
absoluto. Al terminar el concierto la carpa se caía pidiendo otra canción más
pero no pudo ser por tema de horarios. Esperemos que se acerquen por Santander
pronto.
El siguiente grupo al que vimos fue I Killed The Prom Queen.
Solo sabía de ellos que en el grupo toca la guitarra Jona Weinhofen (Bring Me
The Horizon) y me sorprendieron. Muy potentes y breakdowns a saco. Les seguiré
la pista.
Antes de ir a ver a Killswitch Engage, nos pasamos por la
carpa para disfrutar un rato del hardcore de Your Demise, y en cuanto dieron
las nueve y media fuimos al escenario principal para ver a los de Adam
Dutkiewicz con su cantante original, Jesse Leach. El disco que más me gusta de
ellos es el “Alive or Just Breathing”, cantado por él; y a pesar de que no he
escuchado el nuevo álbum confiaba en que no se centrasen mucho en él y poder
oír sus clásicos. Y así fue, sonaron “My Last Serenade” y “Life to Lifeless”
entre otras y Jesse lo dio todo. Además, el sonido fue muy bueno, así que me
quedó muy buen sabor de boca.
Lo que quedaba de día no me interesaba mucho, pero sí que me
pasé a ver a Black Flag y a Bad Religion. Los primeros no me gustaron nada. Su
logo está presente hasta en la sopa, y han influenciado a cantidad de músicos,
pero a mí no terminan de convencerme. Quizá tenga que darles alguna oportunidad
más pero lo que vi en el concierto me aburrió bastante.
Bad Religion fueron posiblemente los cabezas de cartel con
peor sonido. Se nota que llevan años tocando y dominan el escenario, y tras
haber visto hace apenas un mes a Green Day en el BBK me quedó más que clara la
influencia que han ejercido sobre ellos ( y sobre muchos otros), pero su punk
rock me suena repetitivo y el concierto se me hizo bastante largo.
En cuanto terminaron nos volvimos a las tiendas de campaña y
al día siguiente volvimos a Cantabria.
Hay que
dar la enhorabuena a la organización por cuidar todos los detalles y hacer del
Resurrection un festival muy cómodo y agradable. Había baños de sobra, estaban
limpios permanentemente, cumplieron los horarios al milímetro y los precios no
eran nada caros. Si no pasa nada, el año que viene estaremos por allí de nuevo.
Solo queda esperar a las confirmaciones (la primera la hicieron allí mismo, con
NOFX como primeros cabeza de cartel para el 2014).
Después de darnos un baño en la playa para despejarnos un poco y
comer, entramos al recinto para ver a un grupo por el que sentía bastante
curiosidad: Noctem. Había leído sobre ellos y había escuchado algún tema por
internet, pero es en directo donde se les nota más cómodos . Hacen un black
metal muy entretenido con una buena puesta en escena. Perfectos para empezar el
día.
Tras Noctem, en el escenario Monster arrancaron Vita Imana.
Los había visto en su gira con Hamlet y ya sabía lo que esperarme. Metal con
una importante base de percusión que recuerda a los Sepultura del “Roots”.
Salieron con mucha fuerza y el público respondió a la perfección pero a mí no
terminaron de sonarme del todo bien. Es un grupo que no me importa escuchar
pero tampoco me engancha.
De vuelta a la carpa, los míticos Deathmetaleros madrileños
Avulsed descargaron sus riffs y blast beats en apenas media hora. Buen
concierto, corto pero muy intenso.
Otro de los grupos que tenía ganas de ver era Dawn of the
Maya. Había escuchado su anterior “Me The Planet” y los adelantos de su nuevo
disco “The Truth Is In Front Of You” y tenía curiosidad por ver como sonaban en
vivo, ya que en los discos tienen partes que me gustan y otras que me chirrían
un poco. En directo esas partes más discotequeras quedan suavizadas y quedan patentes
la potencia y los breakdowns (y eso que el sonido no fue nada bueno). Además,
le pusieron muchas ganas y animaron al público desde el primer momento. Si
tengo oportunidad volveré a verles, que los temas del disco nuevo suenan muy
bien.
Uno de los nombres grandes del festival eran Exodus. Los
thrashers de San Francisco arrasaron y dieron un concierto lleno de temazos y
durante el cual el público no paró de hacer circle pits. Los de Gary Holt (al
que veríamos horas después como guitarrista de Slayer) llevan décadas sobre los
escenarios y eso se nota. Velocidad y contundencia a partes iguales. Esperemos
que vuelvan pronto por España.
Mientras hacíamos tiempo para ver a Slayer, nos pasamos por
la carpa para ver a Comeback Kid. No son mi estilo, y no los tenía escuchados,
pero me gustó su hardcore, no me sonaron a más de lo mismo y eso vale mucho.
Ya por fin dieron las 12 de la noche y salieron al escenario
los que para mí son el grupo más grande de thrash que ha existido: Slayer. Como
sabéis, tras la muerte de Jeff Hanneman y la salida de Dave Lombardo, los de
California han recuperado a Paul Bostaph como batería y reclutado al Exodus
Gary Holt, que lleva tocando con ellos un par de años. Que la plantilla no sea
la original no ha impedido que Slayer dieran un conciertazo . Los he visto tres
veces y no fallan nunca. Araya domina el escenario como pocos y Kerry King es
una bestia a la guitarra. Comenzaron con “War Painted Blood” y a lo largo de
todo el concierto fueron sonando las ya típicas en su repertorio, entre las que
no podían faltar “Raining Blood”, “Angel of Death” o “Dead Skin Mask”. Antes de
las tres últimas canciones retiraron el telón con el logo del grupo y quedó
visible uno con la imagen que llevaba en la guitarra Hanneman a modo de
homenaje al recién fallecido guitarrista.
No era la primera vez que iba al Resurrection Fest, pero sí
la primera que iba los tres días, por lo que al llegar a Viveiro, el primer
paso fue buscar la zona de acampada, instalarnos e ir a hacer la compra.
Llegamos el jueves a eso de las 10 de la mañana (se tardan unas 4 horas y media
en llegar desde Santander) y tras comer y tomar un refrigerio entramos al
recinto a las 3 para ver a alguno de los grupos que abrían el festival.
Los primeros a los que vimos fueron Mutant Squad, un trío de
Thrash que dieron un concierto muy entretenido y que nos sirvieron para ir
abriendo boca para lo que veríamos a lo largo del día.
Después de ellos tocaron Amenaza de Muerte, que me resultaron planos y sin fuerza. Hacen un deathcore que no me encontré nada
inspirado; me pareció un refrito de grupos como Suicide Silence o Carnifex.
Puede que la culpa en parte fuese del sonido del escenario Arnette, (que es el que menos me gustó) pero a mí no me
convencieron.
Acto seguido fuimos al escenario Monster para ver la actuación
de Against the Waves. Me sonaba su nombre, pero no los había escuchado nunca, y
la verdad es que me sorprendieron gratamente. No sé si un concierto más largo
habría llegado a aburrirme, pero desde luego, la media hora que estuvieron
sobre el escenario descargando su mezcla de metal y hardcore, se me hizo corta.
En la carpa de Jager pudimos disfrutar de los asturianos
Escuela de Odio. Ya los había visto hace un par de años pero esta vez me
gustaron más. Salieron a por todas y con su repertorio repleto de himnos se
metieron al público en el bolsillo. Zanjaron el asunto, como no podía ser de
otra forma, con su mítica “Asturies Arde”.
El punk no es un estilo que me guste especialmente, pero los
neoyorkinos The Casualties dieron un concierto muy divertido. Se notaron sus
tablas. Salieron con fuerza y llenaron el escenario principal sin ningún
problema. Otros de los ganadores del día fueron The Amsterdam Red-Light
District. Hardcore con muchos matices que animó el asunto desde el primer
momento. Un gran frontman y buenos temas
dejaron un sabor de boca inmejorable.
A estas alturas ya estábamos preparados para los grandes
nombres del día, y Trivium salieron al escenario Monster con mucha actitud pero
con poca suerte. En la segunda canción tuvieron que hacer un parón de 15
minutos para que la organización arreglase las vallas de seguridad, y luego
volvieron al escenario con un sonido bastante mejorable. Me gustaron mucho más
la vez que les vi en el Kobetasonik, pero lo arreglaron al final con la
grandiosa “In Waves”. No siempre llueve a gusto de todos pero yo, por lo menos,
eché en falta más temas del Ascendancy.
El último grupo que vimos esa noche (después de pasarnos un
rato por la carpa para ver a Madball) fueron Lamb of God. Sonido arrollador y
un setlist lleno de temazos les hicieron ganadores indiscutibles del día.
Suenan perfectos, igual que en los discos y que Randy Blythe te grite a la cara
“Walk with me in hell”, “Redneck” o “Laid to rest” no tiene precio. Un 10 para
ellos.
Y hoy terminamos la serie de crónicas de los conciertos de la Semana Grande de Santander 2013 con Fito y Fitipaldis.
La Magdalena se convirtió por una noche en un auditorio al aire libre con miles de sillas y gradas para recibir la actuación de Fito, una fecha más de su actual gira en formato de teatro. Lo novedoso es que los Fitipaldis revisitan sus éxitos con un estilo más acústico y con cambios de tempo.
El comienzo del concierto fue muy emotivo, con el recuerdo de Fito a las víctimas del accidente de tren de Galicia y tras un minuto de silencio se desató la música en la campa. Por la boca vive el pez fue el tema elegido para romper el hielo y junto con Sobra la luz y Me equivocaría otra vez cerraron el bloque inicial en el que pude hacer fotos desde el foso.
En este momento ya se entrevió cómo iba a ser el concierto, con muy buen sonido y actitud, pero con falta de "caña" por el formato, y es que el cuerpo pide poder moverse y saltar en un concierto de Fito, y no quedarse sentado en una silla. Ese fue el comentario general, aunque el público lo remedió a tiempo.
Si algo que sorprende al ver a la banda es la cantidad de instrumentos que sacan al escenario. Creo recordar que fueron del orden de 15 instrumentos diferentes los que se repartieron Fito y sus 5 Fitipaldis: guitarras, contrabajo, mandolina, batería, saxo, bajo, clarinete, acordeón, slide guitar...
En general todo el set list fue muy alegre y animado, dejando fuera algunas de las canciones más tristes que tiene el grupo. Sonaron, entre otras: Quiero beber hasta perder el control, El funeral, Como pollo sin cabeza, 214 Sullivan Street, A la luna se le ve el ombligo, Cerca de las vías o La casa por el tejado.
Sin embargo fue con Antes de que cuente diez con la que se produjo el punto de inflexión, la gente no aguantó más sentada y se abalanzó hacia las primeras filas (aunque detrás de la zona VIP...) y asistió al final del concierto como tenía que haber sido desde el principio, disfrutanto en pie y amontonados, bailando y botando.
No podía faltar tampoco la historia del Soldadito marinero, que fue cantada por el grupo y por el público a coro, pero no al unísono. Debido a que con el nuevo formato Fito cambió el tempo a la canción, el publico iba desacompasado, much más rápido que la música, lo que hizo que el de Bilbao tuviera que dar un par de taconazos en el suelo para que la gente pillase el nuevo ritmo. Al final lo consiguieron, y el invierno malo y la mala primavera se extendieron casi hasta el infinito (por lo menos unos 5 minutos).
Con Si yo acabo de llegar cerraron un buen concierto, pero puntualizando que lo que la gente quería era marcha.