domingo, 17 de noviembre de 2013

[Crónica] Steven Wilson @ Madrid (08/11/2013)

Una semana después de lo acontecido me dispongo a relatar lo que fue el mejor concierto del año.

El lugar elegido fue un auditorio en el hotel más grande de Europa (o eso dicen), un lugar que a priori está preparado para tener una buena acústica y un aforo de unas 2000 personas sentadas en butacas. La apertura de puertas fue a las 19:30 y el concierto empezaría sobre las 20:00. Primer error, aunque no muy grave, no impedir la entrada de la gente una vez que empezase, ya que el trasiego de los rezagados era muy molesto y cuando no pasaban por la filas de delante, te tenías que levantar.

Como digo el error se diluyó por el cómo comenzó el concierto, con una (aburridísima) proyección de unos 20 minutos con música átona. En ella se podía ver qué pasaba en una esquina: gente pasando, coches, lluvia... hasta el momento en que llega a ella un guitarrista callejero. Durante largos 10 minutos la figura, vestida con atuendo de invierno se sirve un té y se lo bebe, se lía un cigarrillo y se lo fuma y finalmente afina la guitarra. Luego, magia...

Con los primeros acordes, salta a escena Sir Steven Barefoot Wilson, únicamente arropado por su guitarra acústica y su voz, para hacernos vibrar con Trains. Como comprobaréis en el bootleg que publicaremos esta semana hubo un pequeño problema de grabación, pero lo importante es que se nota la motivada del público, tanto al principio como al final. De hecho ese fue un factor común a lo largo de toda la noche, las ovaciones fueron muy sentidas y largas.

Al acabar entró la artillería pesada y ya junto a toda su banda empezaron Luminol, cuya temática va al hilo del vídeo anterior. Fue en este momento cuando nos dimos cuenta que algo no iba bien en el sonido. No sabemos si fue por un tema de fallo en la microfonía (lo más probable) o del técnico de sonido, pero la batería era como si no tuviese bombo. Además, igual por intentar solucionarlo, le metieron un boost al bajo que resonaba por todos los lados. El resto del sonido fue impecable. 

Tras ese inicio tan cañero introdujeron Postcard y Holy Drinker, casi encadenadas, antes de comenzar a hablar con el público. Lo primero que dijo Steven al público asistente fue perdón por no haber venido antes a España, porque creía que no había mucha gente que escuchase su música aquí, así que le entusiasmó estar totalmente equivocado. Steven se mostró muy comunicativo durante toda la noche. Hubo tiempo para bromas con Guthrie. Comentó que como él no escribe ni lee música tiene que comunicarse de alguna manera para que los solos de Govan sean al estilo de la canción, así que le pidió que interpretase diferentes piezas, basándose en el estilo de un sueco solitario, que luego se perdió en el bosque y finalmente era perseguido por una horda de trolls rabiosos. Y ese sueco no era más que el protagonista de Drive Home, que sonó a continuación.

Después llegó el momentazo de la noche, una novedad absoluta, sin nombre siquiera (bueno sabemos que no se llama "Robert Discipline Helmet") y muy muy larga que irá en su próximo disco. Por ello pidió expresamente que pese a que sabía que a la gente le gusta grabar los conciertos y que él estaba de acuerdo con ello, que no se subiese esa canción a internet. A continuación os pongo el audio de esa intervención, que corto en el momento en que empieza. Ese audio tampoco aparecerá en el bootleg de esta semana, por respeto al gran Steven Wilson. Lo que sí os podemos decir es que merecerá la pena esperar al nuevo disco solo por escucharla.


Otra delicia sonó después, tras un vídeo muchísimo más ameno que el inicial: The Watchmaker. Y como ya nos había demostrado antes, el concierto no sólo iba a versar de temas de su nuevo álbum, sino que también abarcaría sus anteriores trabajos e incluso de Porcupine. Con voz del averno nos dio pistas de su siguiente canción, que trataba de un tío que ve a las personas como objetos, que se pueden coleccionar, catalogar, preservar e indexar... Index. Luego sonaron otras tres canciones antiguas empezando por Sectarian y seguida de Harmony Korine. Hasta ese momento todo el mundo estaba sentado en su butaca, pero Steven permitió que quien quisiese se levantase y pasase hasta el frente, todo un detalle que relajó lo extraño de la situación de ver un concierto sentado en tu butaca.

Antes de Raider II nos recordó que era el 50 aniversario del melotrón y demostró su sonido peculiar con varios ejemplos. Como bien dijo, la canción empezó muy muy bajo y terminó realmente alta, con todo el público de las primeras filas en éxtasis. El final lo encadenaron perfectamente con la esperadísima The Raven That Refuse to Sing, muy emotiva y con el excelente vídeoclip proyectado en la pantalla.

Y después, algo que creo que no se esperaban los músicos. En lugar de pedir los tradicionales bises, la gente no paraba de aplaudir, minutos y minutos como ocurre con las grandes óperas.

A continuación otra canción nueva que sí que tiene título: Happy Returns. Está basada sobre todo en el sonido del piano y la guitarra acústica. De nuevo lo siento, pero esta tampoco estará incluida en el bootleg, aunque no pidió expresamente que no se grabase. De hecho también la tenemos vídeo, así que cuando sea oficial ya la postearemos.

Finalmente, como todo, incluso lo óptimo tiene que llegar a su fin. En este caso el final del concierto enlaza con el principio de los tiempos wilsonianos, con lo que fue Porcupine Tree cuando todavía no era una banda: Radioactive Toy.

Y para terminar, locura no, locurón, la mayor ovación de la noche sin lugar a dudas, casi 10 minutos de aplausos y una despedida de esta pedazo de banda por todo lo alto, como se merecen.


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