Ayer tuvimos el placer de presenciar uno de los mejores conciertos que he visto en esta ciudad en mucho tiempo. El fin de semana era muy musical, con el concierto de El Barrio en el Palacio de los Deportes (a escasos metros de nuestro concierto), en el mismo lugar donde tocó el día anterior Marea y Poetas de Botella el viernes. Eso no impidió que el recinto estuviera lleno. Lleno de gente de todas las edades, gente que disfrutó de Pink Floyd en su época y jóvenes como nosotros que conocimos el grupo cuando ya estaba disuelto.
Desde el primer minuto la magia inundó la sala y nos hizo viajar a todos los presentes gracias a un sonido que emulaba al detalle al del original. Durante las 3 horas (y no estoy exagerando) tuvieron la oportunidad de recorrer parte del amplio repertorio de la banda, tocando tanto temas cortos como algunas de las composiciones más largas del grupo como Dogs (con solo de theremin incluido), Echos y Shine On Your Crazy Diamond Part 2.
Otra cosa que nos hizo sumergirnos fue la excelente puesta en escena, que ambientó todas las actuaciones imitando a las originales. Un juego de luces con lasers, unos leds imitando la portada del Dark Side Of The Moon y hasta un hinchable gigante del profesor de The Wall.
Sin duda Pink Floyd sigue vivo en el corazón de todos sus fans.
¿Celemir?
ResponderEliminar¿No será Theremin?
Anda que...
Yo también creo que se llama así, theremín. No obstante, buena crónica, si señor, incluso má me hubiera extendido yo en ella, para cubrir tres horas de éxtasis floydiano. Enhorabuena a los PTones.
EliminarYa está arreglado, que la Lozootada escribe a toda leche y nunca se para a repasar, vive al límite!
ResponderEliminarEn comparación con el Australian Pink Floyd show, qué tal?