Otro año más que subimos a San Mateo para disfrutar del mayor festival del panorama regional, el Rebujas Rock. Después de no poder asistir había muchas ganas, y ninguna duda de que íbamos a volver muy satisfechos.
Llegamos bastante pronto, por lo que tuvimos tiempo de charlar un rato con El Drogas, que nos firmó y dedicó una foto gigante de la vez anterior que tocaron en San Mateo. El tiempo era algo caótico, alternando rachas de viento fuertes en momentos sin lluvia y un calabobos constante que hizo estragos en los primeros conciertos.
Mientras nos dieron la pulsera de acreditación perdimos la ocasión de hacer fotos al chavalín Yelko con su guitarra eléctrica, cuyo único tema sirvió de apertura oficial del festival.
Tras él era el tiempo para la metalada de los A.R.D.E.N., que desde el principio estuvieron muy sueltos por encima del escenario con un movimiento constante y una actitud modo apisonadora. Agradecieron bastante a la peña que pese a la que cayó se quedó viéndolos en primera fila y que en muchos casos acabaron con las sudaderas chorreando.
La siguiente banda fueron Skunk DF, la gran sorpresa para mí, ya que hay veces que me gusta ir a los conciertos sin escuchar nada de una banda y sin ningún tipo de información para ver la respuesta. Por el nombre me sonaban a hardcore, pero me encontré la sorpresa de una banda de metal influenciado desde el hard rock, nu metal o el metal más alternativo. Si a ellos sumamos la solidez de unos artistas que llevan más de 15 años en el panorama musical, se entiende que no podía salir mal. Sobre el escenario interpretaron temas de su nuevo disco Perseidas (muy bueno, por cierto), como de anteriores trabajos. Se comenta que el estar este año en el Rebujas es fruto de una carambola, ya que Vita Imana están grabando disco y preferían no venir este año (pero se comenta que el que viene sí!!!) y ahí es donde aparecen estos caballeros.
Llega el momento de comentar las pausas para el cambio de instrumentos, ni cortas ni largas, pero siempre amenizadas con música de TooL, con lo cual los técnicos de sonido reciben puntos extra aparte de su magnífico trabajo. Pero no todo puede ser bueno en el sonido, y si hay que quejarse de algo es de los bajos atronadores de algunos momentos.
La noche se iba calentando, entre chaparrón y chaparrón parecía que en este momento había una tregua. Los Desastre saltaron al escenario con una intro de pito y tambor, y no iba a ser la única nota de color étnica en el concierto, sino que también incluyó percusión adicional en una canción, y es que el Rebujas es menos Rebujas si faltan Desastre. De entre su repertorio hay que destacar Que No Amanezca, el himno del Rebujas, que crearon en 2009 como homenaje al festival y en la que invitaron a la organización a subir al escenario.
Y por fin llegó el plato fuerte de la noche: El Drogas con su equipo de fieras (o Enrique Villareal como parece ser que les gusta llamarle a algunos de Santander). Lo cierto es que lo habíamos visto ya en un gran concierto organizado en la Semana Grande de Santander hace 2 meses, el cual era muy difícil de superar. En mi modesta opinión el del Rebujas fue un gran concierto, con muy buen rollo (mejor que el de Santander) con el público, pero no llegó a superarlo. El set list fue bastante parecido, con canciones de todas las etapas por las que ha pasado El Drogas desde Barricada hasta Txarrena, sin embargo por afinidad con las canciones o vete tu a saber qué, el set list de Santander fue perfecto para mí. Pese a todo me quedo con que fue un concierto excelente en el que todos disfrutamos a más no poder.
Apurando la noche, y esperando como todos los años que no amaneciese, llegaron los Kaotiko para demostrar que no estaba todo el pescado vendido. No podía faltar una banda de punk en un cartel del Rebujas y aunque todo el mundo estaba cansado el que no se movió con los vascos era porque no estaba a lo que celebraba.
Resumen en corto: otro año más del Rebujas, otra buena sensación y otro año de espera para el siguiente, que si de verdad trae a Vita Imana será impresionante! Desde aquí queremos agradecer a toda la Organización (y en especial a Rubén) por el buen trabajo de todos los años, que aunque solo parece que se recompensa un día al año, el resto de los días todos seguimos acordándonos del buen sabor de boca.