Corre el año 1968. La escena musical está cambiando. La explosión británica de 1962 - 1965 está remitiendo y su efecto se ha diluido y enraizado en la cultura americana. El verano del amor ya pasó y el Swinging London ya no es tan Swinging (tadavia lo es, pero ya no tanto). La costa Oeste de Estados Unidos se ha tornado como un nuevo nodo principal de tendencias y grupos. Es en esta zona donde las bestias pardas que hoy nos ocupan residen.
Al Kooper (teclados) y Mike Bloomfield (guitarra) pueden ser hoy día más conocidos como los músicos de sesión que acompañaban a Bob Dyan en Like a Rolling Stone, el sencillo que puso el mundo de la música popular patas arriba. Sin embargo estos dos están por todos lados. Si miráis vuestros discos de música americana de los 60, será dificil no encontrárseos varias veces como "personnel".
Por su parte, Stephen Stills (guitarra) ya ha acanzado la fama como miembro de Buffalo Springfield. Este as se sacó de la manga el For What It's Worth que todos habéis cantado alguna vez.
El disco tiene, más allá de la música, ese componente que a los aficionados a la música/músicos aficionados nos encanta. PIM, PAM, PUM -> Obra maestra. Les explico a qué me refiero.
Un día de mayo, Kooper llamó a Bloomfield para preguntarle si podía quedar con él y un par de músicos de sesión más y grabar una jam, a ver qué salía. Bloomfield accedió, y Kooper reservó el estudio para dos días. El primero de ellos, Kooper y Bloomfield grabaron unos cuantos temas de temática puramente bluesera, incluyendo el Man's Temptation de Curtys Mayfield, con alguna invención rara, compilando lo que sería la cara A. Sin embargo, voluble como solían ser los músicos de aquella época, el guitarrista no apareció al segundo día. Preocupado por desaprovechar un día de estudio pagado, Kooper llamó a otro colega, Stills, para que le echara un cable. Con él grabaron unas cuantas versiones de gente como Dylan (It Takes a Lot to Laugh, It Takes a Train to Cry) y Donovan (Season of the Witch), conformando la cara B.
Tras un par de sesiones de overdubs con vientos, el disco estaba listo por la vergonzosa cantidad de 13.000$.
Supongo que ahora entendéis a lo que me refiero. Un par de colegas quedan para tomar unas birras, grabar un par de pistas, y pasarlo bien. y aquí estoy yo, 45 años después, escribiendo un artículo y celebrando aquella ocurrencia. Ay rock, bendito rock.
No quiero aburrir ni soltar un turrazo. Quería compartir con vosotros la curiosa historia del disco y mostrároslo, para los que no lo conocierais. No os haré una guía de audición. El que quiera, que lo disfrute a su manera. Simplemente os pego aquí debajo unos cuantos temas del disco para que la gocéis. Para mí, lo mejor, es como, en una p**a tarde, hicieron un arreglo al It Takes a Lot to Laugh, It Takes a Train to Cry tan bueno, pasándolo de un folk lento, a un pop rock sureño de altísima calidad.
Espero que os guste!!
Por cierto, algún día os contaré como Al Kooper llegó a producir el debut de un grupete de Jacksonville, Florida, con tres guitarristas, un tema con 4 minutos de solo de guitarra y mucha actitud sureña...
Pero eso ya es otra historia....
Vaya disco más guapo y ahora que conozco el trasfondo, su escucha se hace mucho más interesante!
ResponderEliminarMe lo compré en vinilo en una tienda de segunda mano en Chicago, tiradísimo de precio, un pecado no comprarlo.
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ResponderEliminarYo lo descubrí buceando en Internet, y me cautivó. Lo encontré de chiripa en el pasaje de peña. Años después, en Bruselas, encontré en un local de objetos de segunda mano un directo de Kooper y Bloomfield en el que plasmaban esta aventura en vivo. Ya haré una "reseñilla" del álbum. Buenísimo.
ResponderEliminarmuy bueno! (el disco y la reseña)
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