2017 ha pillado en cillos al equipo de TheMusicAll.es y tras 41 un días de inactividad, nuestro gran amigo César ha acudido a nuestro rescate con la excelente crónica que sigue a estas líneas, del concierto de Nick Waterhouse en el Teatro Barceló de Madrid. Muy recomendada la discografía de este fenómeno.
Texto: César Gutiérrez, el lobo negro
El pasado martes aterrizaba en Madrid uno de los músicos más interesantes de la escena del rock'n'roll actual, Nick Waterhouse (Santa Ana, 1986). Tras su primer disco, Times’s All Gone (Innovative Leisure Records, 2012), consiguió la atención de crítica y público. Con su segundo albúm, Holly (Innovative Leisure Records, 2012), confirmó su apuesta, pero la gira le llevó a la bancarrota, viéndose obligado a vender todo lo que tenía para poder pagar las deudas. Fue entonces cuando el músico californiano se refugió en casa de unos amigos en Texas y durmiendo en un sofá comenzó a dar forma a Never Twice (Innovative Leisure Records, 2016), un tercer albúm en el que resurge de sus cenizas brillando más que nunca.
Con este panorama el público madrileño abarrotó la sala, expectante ante la llegada de lo que parecía ser una velada para disfrutar y bailar con uno de los artistas más nombrados en las listas de mejores álbumes de 2016. Lamentablemente, Waterhouse arastraba problemas de salud y dio un concierto de perfil bajo, corto en duración, apenas llegó a la hora y cuarto, y con cierta falta de fuerza.
Waterhouse apareció con su look 50’s a la guitarra acompañado de una banda formada por batería, bajo, saxofón/flauta, teclado y una corista, quizá una formación algo escasa para exprimir en directo todo el potencial que aparece en su último disco.
El californiano abrió con uno de los temas que mejor definen su último albúm, el pegadizo “I Had Some Money”, el cual parece una clara alusión a los problemas de dinero que atravesó tras la gira de su segundo disco. Continuó con dos temas de su anterior trabajo, “Dead Room” y “Slepping Pills”, antes de llegar a “It’s Time”, una auténtica demostración de rock’n roll añejo que abre su último disco, que fue elegida como single del mismo. Tras este primer bloque de canciones no había ninguna pega en cuanto a la ejecución técnica de la banda, pero sí quizá la sensación de que una sección de vientos más amplia habría proporcionado el músculo necesario para el directo.
Llegó entonces el momento de subir un poco la temperatura con “Straight Love Affair”, una perfecta mezcla de soul y rock'n'roll a la que el público supo responder con los primeros bailes de la noche. Tras el tono rhythm & blues de “Tracy” y recuperar el tema que daba nombre a su anterior trabajo, “Holly”, llegaba uno de los momentos seguro más esperados por el público, “Katchy”. Este arrollador tema hizo las delicias de los presentes, aún echando en falta la presencia de Leon Bridges, una de los artistas más prometedores del soul actual que pone la voz en la versión de estudio.
Tras este momento álgido la banda atacó el tema que cierra Never Twice y uno de los más brillantes del disco, “LA Turnaround”, un precioso canto a la ciudad de Los Angeles que se vío algo deslucido por problemas de sonido. Transcurridos apenas 50 minutos parecía llegar el final del concierto y Waterhouse tiro de dos de las mejores canciones de su primer disco, “Is That Clear?” y en especial “(If) You Want Trouble”, con la que el público madrileño volvió a despertar.
Llegó entonces el inesperado final de concierto, seguramente adelantado debido a los problemas de salud del californiano. El público aún con ganas de más no se lo tomó muy bien y no paró hasta que la banda salió al escenario para cerrar la noche con otras dos canciones. Primero fue el turno para “This Is a Game”, la canción con más éxito de su segundo trabajo, y después llegó “The Old Place”, sin duda la mejor elección para despedir el concierto y en la que Waterhouse se entregó para dejar con buen sabor de boca a los que acudimos a la sala.
En menos de hora y media Nick Waterhouse repasó gran parte de su repertorio, pero dejó fuera algunas joyas de su último trabajo como “Stanyan Street” y “Baby, I’m in The Mood for You”. Tras haber visto a uno de los artistas más en forma de la escena Rock'n'roll actual nos quedamos con cierto sabor agridulce, pensando en lo que podría dado de si el concierto de haber estado Waterhouse en plenas condiciones.